La actividad física en la menopausia: Herramienta terapéutica y de prevención.
Hormonas. Aquella palabra que para la mujer no se trata de un sustantivo más, como podrían ser otros elementos anatómicos o estructuras que forman parte de su cuerpo. Las hormonas son factores clave a lo largo de las diferentes etapas vitales de las féminas que, no sólo influyen en su desarrollo físico, sino que tienen muchas funciones orgánicas.
Desde pequeñas aprendemos a convivir con ellas, pero, ¿somos realmente conscientes de que cuando, de forma fisiológica en la etapa de la menopausia, disminuye su presencia puede acarrear en problemas físicos? ¿Qué podemos hacer para prevenirlos? ¿Qué ejercicio es el que más nos conviene?
Todas estas preguntas tienen respuesta, pero está en nuestras manos poner remedio a tiempo y evitar “males mayores”. Aquellas mujeres que han sido activas a lo largo de toda su vida tienen una gran ventaja, ya que su cuerpo está más adaptado a la actividad física y han ido “acumulando” los beneficios que ésta aporta en su salud. Huesos más fuertes, musculatura más flexible y tonificada a lo que se añade un mejor control metabólico, son algunos de los efectos positivos que se producen sobre el organismo cuando mantenemos una vida activa.
Una rutina adecuada debería combinar ejercicios de tipo aeróbico con algunos en los que la fuerza-resistencia esté presente. Las actividades aeróbicas ayudan a reducir peso, que en esta época suele sufrir cambios, y favorecen el control de los valores de tensión arterial o glucosa. Además, son cardiosaludables, y cabe mencionar que los eventos cardiovasculares aumentan su prevalencia en las mujeres en esta etapa, por lo que cualquier intervención que ayude, va a ser muy positiva.