¿Por qué las vacaciones para algunos no traen el espíritu navideño, sino que traen tristeza y, a veces, un sentimiento de depresión? Un anhelo festivo puede suceder por varias razones.

Tendemos a esperar algo especial de la época de las fiestas, especialmente, las fiestas navideñas. Porque desde la infancia se nos asocia con milagros y cumplimiento de los sueños. Por ello tendemos también a tener expectativas demasiado altas de estos días. Esto puede llevar a un estado de ánimo depresivo, ya que estas expectativas a menudo son poco realistas. No viene mal recordar que siguen siendo unos días ordinarios, a pesar de que para la mayoría coinciden con vacaciones. Así, una persona está esperando algo especial de un día ordinario, por ejemplo, no está satisfecho con la vida que lleva y espera que todo cambie de un día para otro por arte de magia.

Las personas tendemos a tratar el Año Nuevo y los cumpleaños, especialmente los aniversarios, como una especie de «fecha límite» para ciertos objetivos que tenemos. Se hace difícil si estos objetivos son poco realistas o abstractos: «cuidar de la salud física y mental», «lograr una carrera profesional», «encontrar la armonía consigo mismo». Está bien tener metas, pero es muy importante plantearse a uno mismo metas realistas a corto, medio y largo plazo. Y es también importante fijarse en todo lo que hemos hecho y logrado durante el año y no en aquello que queríamos hacer y no hemos podido.

Por otra parte, las redes sociales contribuyen al desarrollo de expectativas poco realistas. Ver cómo todo el mundo presume de haber sido muy productivo durante todo el año y haber logrado todas sus metas puede afectar negativamente al estado de ánimo. Todo ello puede dar como resultado una sensación de inutilidad, frustración y depresión. Hay que recordar que las redes sociales no representan la realidad y, lo que parece ideal, lo mas probable es que esté muy lejos de serlo. Recordemos también que en vida real, si algún amigo nos hace sentir mal, normalmente intentaremos evitar verlo. Igualmente, si nos sentimos mal a causa de algunas de nuestras suscripciones, podemos simplemente dejar de seguir a estas personas.

Además, se crea un estrés generado por nuevas cargas sumadas a las que ya teníamos: dificultades en el trabajo, organización de las fiestas y planificación de vacaciones, alteraciones en dieta y horario de sueño, compra de regalos… Si ésta última se añade a los problemas de finanzas ya existentes, puede llevar a un verdadero agobio. Y si tenemos que pasar las vacaciones en aislamiento por COVID o simplemente porque resultó imposible reunirnos con nuestros familiares y amigos, podemos llegar a sentirnos aislados, solos, incluso llegar a sentir depresión, mientras los medios de comunicación muestran una realidad de fiestas joviales ajena a la nuestra. 

Recordemos que un día festivo es solo un día. No hay que agobiarse planificando unas fiestas perfectas con comida, regalos y decoración perfectos, sino que pensar en lo que es verdaderamente importante para nosotros en estos días.