Para el día de los enamorados, hablaremos del libido humano y la excitación sexual. Todo aquello que conocemos como afrodisíacos, ¿pueden verdaderamente ayudar a potenciar estos dos aspectos de nuestra vida íntima?
¿Qué son los afrodisíacos?
Son todo aquel alimento, substancia o droga que potencialmente pueden aumentar el libido y excitación sexual.
Entre los afrodisiacos más conocidos se encuentran los mariscos (ostras, almejas, mejillones, etc.), chocolate, fresa y diversas especias como canela, cardamomo, azafrán y nuez moscada. Aparte de estos últimos, hay varios alimentos a los que se les atribuyen cualidades afrodisiacas, curiosamente son aquellos que en cierto modo se asemejan a los genitales humanos: pepino, papaya, berenjena, pomelo, nabo, zanahoria, melocotón, y muchos otros también.
Por otra parte, algunos productores de perfume quieren hacernos creer que aromas diversos pueden ser afrodisíacos. Entre ellos, perfumes y aceites esenciales de jazmín, rosa, vainilla, ilang ilang y otros.
Y, por último, un recurso menos inocente son las drogas afrodisíacas. Entre ellos hay drogas con eficacia científicamente probada, como por ejemplo, la viagra, y otros muchos que no tienen efectos afrodisiacos científicamente probados. Algunas de estas drogas no son recomendadas para el consumo porque no se consideran seguras, porque muchos de ellos tienen efectos nocivos e incluso fatales. Por ejemplo la cantaridina, que puede provocar en hombres una erección duradera y muy dolorosa. Y, a pesar de numerosas muertes que se han provocado a lo largo de los años, siguen siendo comercializados y comprados.
Y, ¿funcionan?
Como señalaron sendos estudios científicos, los afrodisíacos (tanto los alimentos, como los perfumes) no tienen ningún efecto en nuestro libido sexual y si es que hay algún efecto, sólo puede ser atribuido a placebo. Y cualquier medicamento de venta libre que afirme ser un afrodisíaco no puede considerarse seguro y eficaz.
En algunos casos documentados y comprendidos en estos estudios científicos se han observado casos de intoxicación, trastornos cardíacos, desmayos, náuseas, mareos y, en ocasiones, incluso la muerte tras la ingesta de estos medicamentos con supuestos efectos afrodisiacos.
Por otra parte, algunos medicamentos y suplementos comercializados como afrodisíacos naturales pueden estar compuestos por sustancias que requieren receta médica, pero estas sustancias no aparecen en la composición del fármaco. Muy a menudo, el sildenafilo, el compuesto activo de la famosa Viagra, se encuentra en los afrodisíacos. El sildenafil puede ser peligroso en ciertas condiciones y en combinación con ciertos medicamentos y, por lo tanto, solo debe venderse con receta médica. Además, existe el riesgo de sobredosis porque se desconoce la cantidad exacta de sildenafil presente en dichos afrodisíacos.
Nunca sabemos el contenido exacto empleado de la sustancia en los suplementos dietéticos, porque no se controlan de la misma manera que los medicamentos fármacos. Y si se declara un cierto contenido de ciertas sustancias en el paquete, esto no significa que los suplementos dietéticos realmente las contengan.
En cuanto a tan comercializados perfumes con feromonas, que supuestamente hacen que una persona sea más sexualmente atractiva a nivel químico, no hay evidencia científica de que existan ciertas moléculas que puedan hacer que las personas sean más atractivas sexualmente. Es más, los humanos no se guían por el olfato a la hora de ser atraídos a una persona, porque los humanos somos animales visuales, al igual que muchos simios, somos guiados sobre todo por la atracción visual.
Un poco sobre el libido sexual
Para empezar, es importante establecer que el libido no es lo que normalmente nos imaginamos. No se trata de una reacción física siquiera. Es el nivel de la tensión sexual que tenemos que se mide sobre todo por las fantasías y pensamientos que tenemos relacionados con el sexo; es nuestro deseo sexual que no tiene por qué materializarse en un acto sexual. Libido no es algo que aparece de repente como una ola de pasión (una noción a la que estamos acostumbrados gracias a las películas de Hollywood). En realidad, los sexólogos nos enseñan que hay que saber “controlar” el libido conscientemente.
Así que si quieren organizar una cena romántica para su pareja, sepa que los alimentos “afrodisíacos” y aromas agradables pueden estimular su libido pero sólo porque elegimos a fomentarlo conscientemente, porque nos ponemos de humor libidinoso. Los “afrodisiacos”, por tanto, no tienen nada que ver con lo que sentimos físicamente y, desde luego, no tendrán ningún efecto por sí solos.
Hay que tener en cuenta que hay varias razones por las cuales el libido puede verse reducido, pero no quiere decir que todo el mundo quien tiene un nivel de libido más bajo tiene algún tipo de problema. En sexología, los “problemas” que no provocan angustia o preocupación a la persona, se consideran normales.
El estado de libido depende de muchos factores que una persona puede remediar por su propia cuenta (cambiando su modo de vida y su actitud hacia sexo) o con ayuda profesional si se trata de problemas de salud física o mental. Si tienen algún problema que les preocupa de verdad, deberían consultarlo bien a vuestro médico de cabecera, psicólogo o a un sexólogo, y, desde luego, no lo intenten solucionar con algún “afrodisíaco”.