Es un hecho bien conocido que casi todos los medicamentos tienen sus efectos secundarios. Pueden ser algo menor, como viene a ser un dolor de cabeza leve o incluso no afectar a la persona en absoluto. Sin embargo, cuando se trata de conducir un vehículo, uno debe ser extremadamente cuidadoso. Según Dirección General de Tráfico, el 5% de todos los accidentes de tráfico se deben al uso de medicamentos. Por lo tanto, tomar un medicamento supone un peligro para su vida y su salud (y las de los demás). Además, DGT establece que el 25% de todos los medicamentos autorizados por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) pueden afectar a la conducción al provocar somnolencia o disminuir los reflejos. Si el medicamento tiene efectos secundarios que puedan afectar su conducción, se encontrará un símbolo especial en su envase. Es un triángulo rojo de advertencia que lleva dentro un coche negro sobre un fondo blanco.