El parto es un momento muy especial, la única cita a ciegas en la que sabes que conocerás al amor de tu vida y por ello, nosotros, los ginecólogos, en los que habéis confiado el control del embarazo y la asistencia al parto, comprometidos con esa responsabilidad, hemos de velar por el bienestar tanto materno como fetal.
El parto, es un proceso dinámico, no estático, es decir, que se va modificando a medida que pasan las horas, pudiendo surgir complicaciones que hemos de ir resolviendo sobre la marcha. Si todo evoluciona favorablemente, somos los primeros en escuchar las preferencias de los padres y adaptarnos a ellas, siempre y cuando no se ponga en riesgo ni al bebé ni a la futura mamá, porque entendemos que el deseo de todos los padres es irse a casa con un bebé sano. Por este motivo, ante cualquier variación de la normalidad, ha de primar el criterio médico.
Un parto bien controlado, puede ser sinónimo de un parto humanizado, sin correr riesgos innecesarios, confiando en el equipo ginecológico, para asistir a algo único e irrepetible, el parto de vuestro hijo/a.